Raquel Argandoña lloró al contar que querían echarla de la clínica en Cancún
Raquel Argandoña habló de las horas más desesperantes, en las que su vida corría riesgo.
Fue a fines de enero que la salud de Raquel Argandoña mantuvo en vilo a todos. “La Quintrala” sufrió obstrucción intestinal en Cancún, donde se encontraba por motivos laborales y debió ser internada de urgencia. Sin embargo y, pese a la gravedad de su cuadro, el centro de salud en el que se encontraba querían echarla; pormenor que reveló entre lágrimas en el primer episodio de la temporada del Podemos Hablar.
Frente a Julio César Rodríguez, el nuevo conductor del programa de Chilevisión, la animadora se sinceró respecto a los convulsionados días en que su vida estaba en peligro, legos de su país. Según recordó, en la última noche antes de regresar a Chile, la conductora fue a la cama y cerca de la 1.30 AM empezó a sentir mucho dolor. “Era tan fuerte que en ese momento tome una toalla, la calenté y me la coloque en la guata. El dolor era terrible, terrible. Desperté a mi asistente le dije que me acompañara porque no doy más”, relató Raquel Argandoña.
Su acompañante activó el seguro médico y salieron a la clínica. La cosa se puso seria cuando tuvieron que esperar dos horas para que la atendieran, ya que el seguro no se activava. “Decidí irme a otra clínica. Yo lloraba de dolor”, confesó la presentadora televisiva. Lamentablemente, en el otro centro tampoco tuvo suerte. La hicieron esperar dos horas y media y, para peor, tenían que esperar “la orden del seguro”.
En la nueva clínica en la permanecía Raquel Argandoña, tenían que depositar “por lo menos 14 mil dólares” para que la atendieran. Y fue allí donde le diagnosticaron la obstrucción intestinal y que era necesario que la operaran, lo que resultaría muchísimo más costoso todavía. “Si se tuvo que depositar 14 mil dólares para que me atendieran, pregunté cuánto saldría operar de urgencia: 90 mil dólares, yo dije ‘ni loca… no tengo 90 millones para pagar una cirugía en otro país’”, sostuvo ya entre lágrimas.
Así, quería regresarse a Chile en medio de la apremiante situación. “Esperamos y me pusieron una inyección a la vena, morfina, y me sentí bien a los 4 minutos y pensé ‘esta cosa pasó, vuelvo al hotel’ y me dicen que no me podía ir de la clínica”. “Yo me quería ir, yo decía ‘qué hago’. Lo único que quería era estar en mi país, yo quería los mismos doctores de cuando me operaron por primera vez”, señaló en relación a la cirugía a la que fue sometida años atrás, por la misma afección.
En la clínica querían echarla, pese a su estado. Incluso la contactaron desde el seguro y le dijeron que debía ser trasladada a un hospital, “que había unas ambulancias abajo esperándome para llevarme a un hospital, porque ahí responde el seguro”. Pero ella se negó. Y no “porque haya sido un hospital, sino porque ya llevaba tres días en la clínica”. “¿Cómo me iba a ir a otro lado para empezar todo de cero?”, se quejó, dado que “la clínica no le pasaba ninguna información al hospital”.
Entre lágrimas contó ante cámaras: “Yo lloré, le pedía a la persona de admisión, que no me echara. La noche costaba 4 mil dólares, ‘no me echen, no me echen, yo tengo el pasaje para irme a Chile’”. Ante las súplicas, el personal accedió a que se quedara, pero le pusieron condiciones: “Me tenía que ir antes de las 9 de la mañana de la clínica. Tenía que convencerme al médico que me firmara el alta, porque estaba grave”.
El retorno al país fue todo un riesgo. “La Quintrala” dijo que se tomó 2 ravotril, y le inyectaron morfina. “Pude subir al avión y aguantar el viaje hasta que llegué al aeropuerto en Chile y me trasladaron a la clínica de urgencia”. Estuvo muy asustada, pero solo quería estar en su tierra. “Te juro… yo decía ‘si me voy a morir, me muero en Chile’, con mis doctores”. Afortunadamente, recuerda que al arribar al aeropuerto de Santiago, todos la esperaban. “Hasta en la PDI me dejaron pasar por la gravedad de lo que estaba pasando. Fue terrible”, contó Raquel Argandoña.