Jordi Castell: un viaje a través del tiempo y las emociones
Jordi Castell abrió su corazón en una entrevista. En un tranquilo departamento en el límite de Las Condes…
Jordi Castell abrió su corazón en una entrevista.
En un tranquilo departamento en el límite de Las Condes con Vitacura, Jordi Castell, el conocido fotógrafo y deslenguado panelista de TV, se encuentra recuperándose de un accidente que lo dejó con una fisura en la clavícula.
A pesar del dolor físico, su ánimo se mantiene elevado mientras comparte su historia, rodeado de libros, plantas, perros y gatos que deambulan con libertad.
La conversación se torna un viaje a través del tiempo, empezando por su infancia. Jordi rememora con cariño su niñez, marcada por la crianza de su abuelo materno, Salvador, quien jugó un papel fundamental en su vida tras la separación de sus padres.
Como el primer nieto y sobrino, Jordi se convirtió en la “mascota” de la casa, siendo acompañado por su primera perrita, la inolvidable “Choli”. Este vínculo temprano con los animales dejó huella en Jordi, quien nunca dejó de tener perros a lo largo de su vida.
La historia familiar toma giros interesantes con la ausencia de su padre biológico, quien se fue a Barcelona y nunca volvió a Chile. A pesar de las dificultades, Jordi mantuvo contacto con su familia Castell en Chile, gracias a la relación continua con su abuelo paterno. Este último, sintiéndose responsable por el abandono de su hijo, cultivó un lazo especial con Jordi.
La infancia del fotógrafo estuvo marcada por la inquietud y la indisciplina, lo que resultó en frecuentes cambios de colegio y enfrentamientos con profesores. A pesar de los desafíos, Jordi guarda buenos recuerdos de su época escolar, especialmente en materias humanísticas, donde se destacaba.
El abuelo de Jordi, figura autoritaria pero presente, influyó en su formación cultural y educativa. A través de exigencias y recomendaciones, le inculcó el amor por la lectura y la cultura general, aunque Jordi confiesa que odiaba el fútbol, pero se veía obligado a ver las oberturas de los mundiales. La relación con su abuela, de orientación política opuesta, generaba discusiones constantes.
La crianza árabe de su abuelo materno dejó una huella profunda en Jordi, quien valora la importancia de la familia y las jerarquías. Agradece haber sido abandonado por un hombre insignificante, en comparación con el abuelo que le brindó valores sólidos y una historia que lo define.
No obstante, no todo fue fácil. Su abuela, mujer católica y de derecha, nunca aceptó plenamente la orientación sexual de Jordi. A pesar de ello, él no retrocedió, viviendo su vida en Santiago, estudiando y enamorándose abiertamente.
En esta entrevista que mantuvo con La Firme perteneciente al medio La Cuarta Jordi Castell no elude ningún aspecto de su vida, desde los momentos más entrañables hasta las controversias familiares y políticas. Su sinceridad y apertura invitan a conocer al Jordi detrás de la “celebridad en liquidación”, un hombre que ha vivido una vida rica en experiencias y aprendizajes.
En el fresco departamento donde las plantas conviven con las historias que Jordi Castell ha tejido a lo largo de su vida, emerge un retrato vibrante de un hombre que ha navegado por aguas tumultuosas con una sonrisa en el rostro. Desde sus primeros días marcados por la “Choli”, su leal perrita, hasta los desafíos en la escuela y las tensiones familiares, Jordi ha construido un mosaico de experiencias que lo definen.
La influencia de su abuelo, la exigencia cultural, y la conexión con la cultura árabe han dejado huellas profundas en su ser. A través de altibajos y desafíos, Jordi no se ha conformado con ser solo una “celebridad en liquidación”. Su autenticidad resuena en cada palabra, desafiando estereotipos y revelando capas complejas de su personalidad.
A pesar de las discrepancias familiares y los momentos difíciles, Jordi ha forjado su camino, aceptando su identidad con valentía. En esta entrevista, se revela un hombre que ha abrazado su historia con toda su complejidad, siendo tanto un referente en la “cultura gay” como un individuo único, lleno de matices y pasión. Jordi Castell, con su brazo en cabestrillo pero su espíritu inquebrantable, nos recuerda que la autenticidad es la clave para vivir una vida plena y vibrante.