Espinaca: los innumerables beneficios de consumirla e incorporarla a la dieta de los niños
Conocé las ventajas de incorporar la espinaca en los más pequeños.
La espinaca es un alimento muy nutritivo y versátil. Está llena de vitaminas y minerales, como la vitamina A, vitamina C, vitamina K, ácido fólico, hierro y calcio. Estos nutrientes son excelentes para fortalecer los huesos, mejorar la visión, mantener un sistema inmunológico saludable y regular la presión arterial.
Además, es baja en calorías y rica en fibra, lo que la hace ideal para mantener un peso saludable y favorecer la digestión. También es una buena fuente de antioxidantes que ayudan a combatir el daño celular en el cuerpo.
Lo mejor es que puedes consumirla cruda en ensaladas, cocida en sopas, salteada como acompañamiento o incluso añadirla a batidos verdes y frescos para obtener todos sus beneficios.
La espinaca es una planta que se adapta muy bien al cultivo en macetas o en un pequeño huerto en casa. Necesita un suelo fértil y bien drenado, así como recibir al menos 6 horas de sol al día.
Puedes sembrar las semillas de espinaca directamente en macetas o en tu huerto. Para esto, debes asegurarte de mantener el suelo húmedo. Un beneficio es que este alimento crece rápidamente, por lo que en poco tiempo podrás disfrutar de hojas frescas para tus comidas.
Cultivar tus propias plantas te permitirá tener un suministro fresco y saludable, además de ser una actividad muy gratificante.
Los niños pequeños pueden consumir espinacas, que de hecho, son una excelente fuente de nutrientes para su desarrollo. Son ricas en hierro, vitamina A y ácido fólico, que son fundamentales para el crecimiento y la salud de los niños.
Puedes incorporarlas en la dieta de los niños de diversas formas, como en purés, batidos o incluso mezcladas con otras verduras en platos cocinados. Es importante introducir nuevos alimentos gradualmente en la dieta de los niños para observar posibles alergias o reacciones.
Respecto a la conservación, las espinacas se pueden congelar perfectamente. Puedes lavarlas, secarlas y luego congelarlas en bolsas herméticas. De esta manera, podrás tenerlas disponibles por más tiempo y utilizarlas en tus recetas cuando las necesites.